Producción y preservación de los paisajes salinos. Fragilidad y uso
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Date
2018Author
Ochandiano Uriarte, Alazne
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La producción de sal ha sido una de las actividades industriales más antiguas
y relevantes en el pasado. Durante siglos la sal ha sido un producto estratégico y su
producción y comercialización han tenido una influencia muy relevante en la historia
de la humanidad. En consecuencia, el hombre ha tenido que aguzar el ingenio,
desarrollando técnicas para producir sal en situaciones muy diversas, lo que ha
dado lugar a una rica variedad de procesos, herramientas y paisajes.
Como en cualquier otra actividad industrial, la búsqueda de la calidad y la
rentabilidad han guiado la evolución de las técnicas empleadas en ella, mejorando
éstas y desarrollando otras nuevas más eficaces. Sin embargo, a pesar de la gran
variabilidad de rendimientos de las técnicas tradicionales, la cuantía de la
producción estaba definida por el trabajo humano invertido en ella. La capacidad
productiva de cada salina era por tanto limitada.
No pudiendo competir con las industriales, las salinas artesanales fueron
sufriendo y lo están aún, su propia crisis y cesando en su actividad una a una. En
tanto que en el mundo más industrializado estas salinas artesanales se han ido
abandonando, en otros lugares éstas aún se encuentran operativas. Algunas se
encuentran inmersas en esta crisis, sin un futuro claro.
En general las salinas tradicionales, poseen como valores principales el
producto, el proceso productivo, el paisaje y la cultura inmaterial asociada a él.
Todos ellos son valores asociados al patrimonio.
Podríamos considerar las salinas tradicionales como Patrimonio Industrial.
Pero además son, sin duda y según los criterios de la UNESCO, paisajes culturales
de acuerdo a la definición de estos como las "obras combinadas de la naturaleza y
el hombre" designadas en el Artículo 1 de la Convención del Patrimonio Mundial.
Son paisajes culturales “orgánicamente evolutivos y vivos” que ilustran sobre la
evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos a través del tiempo.
Reflejan técnicas específicas de uso sostenible del suelo, con un papel social activo
en la sociedad contemporánea, además de preservar una forma tradicional de vida.
Todos ellos son paisajes donde el ser humano ha alterado en mayor o menor
medida su entorno para convertirlo en algo diferente, adaptado a sus necesidades,
valioso.
También comparten muchos de estos paisajes unas cualidades estéticas y
paisajísticas de altísima calidad. La mayoría de ellos, caracterizados por el color
blanco de la sal, por una extensa gama cromática producto de la biodiversidad y la
existencia de especies singulares, por la geometrización del territorio debida a la
parcelación y la horizontalidad, necesarias para la creación de superficies de
evaporación en el caso de las salinas de evaporación solar, por los paisajes
singulares en aquellos casos que se produce un fenómeno geológico diferencial,
ofrecen un panorama único y distintivo de gran belleza (OCHANDIANO & LUENGO,
2015). A esto se suma que son producto y reflejo del ingenio humano que
salvaguarda el medio ambiente mediante la sabia explotación de sus recursos. Así,
al valor patrimonial se le suman otros, como los medioambientales. Algunos de ellos
están incluidos en el listado Ramsar de humedales de importancia internacional.
La producción artesanal de sal está fuertemente condicionada por el entorno
en el que se desarrolla, sean las salinas costeras o de interior. El método utilizado
para la producción depende de varios factores. El primero de ellos es la materia
prima con la que se ha de trabajar (salmuera o sal). En el caso de la extracción
directa de sal, sea a cielo abierto o en galerías, el método a utilizar será muy
diferente al utilizado cuando se ha de partir de salmuera. La concentración de sal en
la salmuera afecta al método empleado para producirla y a la eficiencia del proceso.
Esta salmuera se puede encontrar en un amplio rango de concentraciones, desde
los 31-38 gr/l del agua de mar hasta los 350 gr/l de aguas hipersalinas como las del
Mar Muerto.
El segundo tiene que ver con la ubicación geográfica de la salina, su topografía
y el acceso a recursos naturales como la madera o el gas, utilizados en aquellos
lugares en los que la evaporación del agua se produce de manera forzada. En los
casos en los que la evaporación es natural, la climatología es determinante en la
elección del método de producción.