Abstract
En este artículo se analiza el papel que tanto la lengua vasca como la inmigración han cumplido en la conformación del discurso teórico que el nacionalismo vasco ha construido sobre la nación. Se distinguen dos etapas, una primera en la que la nación se basa en la raza, y una renovación a partir de mediados del siglo XX. Así, el euskara jugó, a partir de los Sesenta, un rol central en la definición de la nacionalidad vasca; y, a su vez, este cambio hizo posible un nuevo discurso sobre la inmigración. En este trabajo se explica la interrelación entre estas dos esferas.