Abstract
La sociedad actualmente es más longeva y diversa. Ante el aumento de las necesidades de cuidados urge generar nuevas respuestas sociales. Las experiencias intergeneracionales pueden ayudar en este camino, a través de la construcción de espacios comunitarios que fortalezcan la dimensión relacional del cuidado y la cohesión social. La experiencia intergeneracional público-comunitaria analizada en este artículo genera redes de cuidado mutuo entre personas mayores e infancia, ambas en situación de vulnerabilidad. Partiendo de una metodología cualitativa, se realiza un estudio de caso centrado en Vitoria-Gasteiz para analizar los beneficios y limitaciones de esta experiencia. Las conclusiones apuntan a la necesidad de reforzar y dar continuidad a este tipo de experiencias, fomentando una sociedad más inclusiva para todas las edades.