Abstract
En los últimos tiempos muchas escuelas de infantil están realizando actuaciones para naturalizar sus patios escolares, potenciando su uso educativo. Este podría ser un espacio idóneo para trabajar contenidos y fomentar procesos científicos con los más pequeños. En este trabajo se propone un modelo de evaluación de la capacidad y potencialidad de este tipo de espacios para trabajar la competencia científica. Con dicho modelo se ha analizado el uso que dos escuelas de infantil están haciendo de sus patios naturalizados para hacer ciencia. Los resultados muestran que para aprovechar verdaderamente estos espacios hay varios factores a tener en cuenta. Por un lado, valorar el potencial educativo del patio y por el otro, y muy especialmente, fomentar la intencionalidad de los docentes de infantil para trabajar en una clave científica.