Mujer y aborto. Vivencias y análisis de la manipulación de conceptos
Fecha
2014-09-02Autor
Ortega Larrea, Susana
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El planteamiento de la investigación se realiza desde una perspectiva biográfica, entendida ésta un tipo de investigación empírica, basada en el trabajo de campo, valiéndose del método etnográfico, mediante la selección de informantes, trascripción de textos, elaboración de un diario de campo, y el establecimiento de relaciones. El paradigma utilizado es el de la etnografía interpretativa de Geertz. Para la consecución de la investigación se ha trabajado desde el relato de vida, considerado como un estilo particular de entrevista narrativa en el que se le pide a la mujer que, de manera oral y espontánea, narre un aspecto puntual o parte de su experiencia vital, vivida en primera persona, al someterse a una interrupción voluntaria del embarazo, y en el contexto en que esta experiencia. Junto con el relato se combinan dos elementos como son la formulación de preguntas y la observación, y todo ello enmarcado en una relación de intersubjetividad, y dialogo con la informante. Las recogida de narrativas se realizaron desde abril de 2011 a marzo del 2012, consiguiendo entrevistar a un total de veinte mujeres, de las cuales trece fueron de la comunidad Autónoma Vasca (CAV) y siete de países Latinoamericanas
Los objetivos planteados, dando voz a la mujer han sido: 1) Conocer y analizar cómo fue la experiencia vital y las consecuencias que dichas práctica ha producido en el cuerpo de la mujer; 2) Averiguar si existe un apoyo social para la mujer, así como el marco adecuado para afrontar sus consecuencias, o si por el contrario ésta se ve sometida al silencio social; 3) Conocer de qué maneras están manipulados los conceptos emocionales y las propias emociones relacionadas con el aborto y cómo inciden en la mujer
Los dos grandes ejes de resultados han sido:
1) Los silencios provenientes tanto desde el proceso ginecológico, como el silencio que se impone la propia mujer o aquellos que se crean en la sociedad.
1.1. Desde el proceso ginecológico se ha detectado cierta arbitrariedad en la información, que circula en una sola dirección: la del aborto, silenciando otras opciones, como si el aborto fuera la única opción. Las mujeres desconocían el contenido del consentimiento informado. En cuanto al concepto que tenían sobre lo que era un aborto, las manifestaciones diferían si provenían de mujeres de la CAV, que si quienes contestaban eran las mujeres extranjeras. En cuanto al dolor del proceso ninguna de ellas lo ha olvidado. Las mujeres manifiestan que el personal de las clínicas no ha detectado necesidades no verbalizadas en las que en ocasiones se pedía una ayuda distinta a la del aborto. El ambiente que han descrito es que en las clínicas se siente una atmosfera silenciosa, fría y aséptica, con muy poca implicación emocional, ni consideración hacia la situación de la mujer. 1.2. En cuanto a los silencios de la propia mujer, éstos son debidos a tres causas. La primera causa es que el aborto pertenece a la esfera intima y son decisiones de intimidad. La mujer expresa dicha privacidad a los demás mediante un pacto de confianza y de respeto, y es en ese clima de respeto en el que temen la crítica de terceros, hay miedo al rechazo o a sentirse fuera de lugar o incluso perjudicar a terceros. La segunda causa son los olvidos. A tenor de los argumentos la mujer no ha olvidado su experiencia, y su reconstrucción de los hechos ha estado mediatizada por el conocimiento que tiene del mundo en ese momento, basado en prejuicios, creencias o convencionalismos culturales. La tercera causa se refiere al miedo a sentirse juzgadas. Las dos emociones detectadas han sido la vergüenza relacionada con la vulnerabilidad, debilidad e impotencia, y la culpa sobre las circunstancias que le han derivado tener que tomar la decisión de abortar tales como la falta de anticonceptivos en las relaciones, la ausencia de pareja estable, la soledad a la que se vieron abocadas o la edad temprana para seguir con ese embarazo adelante. En otras situaciones diferentes mujeres con diferentes reacciones, niegan esa culpa, y en su lugar se encuentra la responsabilidad por los hechos que han llevado un embarazo inesperado a tomar una determinada decisión. Entre las mueres que manifestaron culpa, ésta ha sido en alguna de ellas de carácter constructivo, llegando a percibir el sentido del bien y del mal. En otras mujeres; una ha tenido un aspecto destructivo con expresiones de fracaso e imposibilidad de sentirse perdonadas. 1.3. En cuanto a los silencios de la sociedad provienen de la concepción que se tenga sobre el aborto partiendo de lo que la propia mujer manifieste. Si la mujer lo silencia, la sociedad entiende que el aborto no tiene importancia, opina sobre lo que desconoce y nuevamente la mujer se ve mediatizada por el que dirán y la vergüenza. Ocultar el aborto por el que dirán supone relativizarlo, convirtiéndose en el tabú del S.XXI.
2. El segundo gran eje es el de la manipulación de ideas, conceptos y emociones. Se ha detectado por parte de la mujer, de los profesionales sanitarios, y de la propia sociedad, diferentes discursos si la mujer se ha sometido a un aborto o si esté se ha producido de forma espontánea. Estas diferencias están basadas si el aborto se lleva a cabo por un derecho y una decisión, o si por el contrario existe una clara decisión de ser madre, en cuyo caso ante el aborto existe una reacción de duelo como respuesta emocional a la pérdida del hijo. Quince mujeres manifestaron duelo, viviendo dicha experiencia como una situación traumática derivada de situaciones acontecidas antes, durante o después del aborto, y que tiene que ver con la propia postura quirúrgica, el acto quirúrgico, y la banalización por parte de los profesionales sanitarios.