Las mujeres y el poder económico: análisis en un contexto de desigualdades laborales
Laburpena
Tanto en el caso de España como en el de Europa, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo ha ido aumentando considerablemente, pero este acercamiento a la situación del hombre no ha llegado a los puestos de decisión, reflejando una segregación vertical grande en el mercado laboral. Tampoco las condiciones de trabajo son igualitarias para ambos sexos, siendo una mayor precariedad lo que caracteriza a las mujeres.
En España en la Constitución de 1978 (artículo 35) y en el Estatuto de los Trabajadores, su artículo 28 “Igualdad de remuneración por razón de sexo” establece que “El empresario está obligado a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha directa o indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin que pueda producirse discriminación alguna por razón de sexo en ninguno de los elementos o condiciones de aquella” («BOE» núm. 255, de 24/10/2015). Sin embargo, hay algo invisible, el llamado “Techo de Cristal”, que lleva a las mujeres a contar con menos oportunidades que los hombres para su desarrollo profesional, siendo los estereotipos el factor más influyente.