Estrategias de operación para la gestión del calor en la reacción de metanación de CO2
Ikusi/ Ireki
Data
2020-01-16Egilea
Amundarain Hidalgo, Izotz
Laburpena
[ES] El modelo de sociedad actual depende en su totalidad de los combustibles fósiles, y su
consumo abusivo ha provocado una alta producción de gases causantes del efecto
invernadero, considerado el principal motivo del cambio climático. El dióxido de carbono
(CO2) es uno de estos gases, y supone cerca del 82% del total de las emisiones en Estados
Unidos (USEPA, 2017). El CO2 está naturalmente presente en la atmosfera como parte del
ciclo de carbono en la Tierra. Este ciclo se basa en la circulación del carbono entre la
atmósfera, los océanos, las plantas y los animales; el cual se está viendo alterado debido a la
actividad humana.
La concentración atmosférica de CO2 empezó a crecer exponencialmente a partir de la
revolución industrial, pero han sido el reciente progreso tecnológico y el incremento de la
actividad económica los que han provocado desmesuradas emisiones de CO2, superando así la
barrera de las 415 partes por millón (ppm). Este incremento de concentración ha provocado
un significativo aumento de las temperaturas promedio en la Tierra, tendencia que se prevé
continuará durante las próximas décadas, al menos mientras los combustibles fósiles sigan
siendo la fuente de energía principal.
Como ya se ha comentado, en la actualidad los niveles de concentración de CO2 son críticos,
siendo de vital importancia que se tomen medidas contundentes con el fin de mitigar los
efectos del cambio climático. Las devastadoras consecuencias que podría sufrir el planeta a
causa del calentamiento global conducen a la necesidad de una transición energética, así como
a una legislación de emisiones menos permisiva. Es por ello que se deben tomar distintos
compromisos medioambientales a nivel mundial que engloben al mayor número de países
posible, ya que solo actuando conjuntamente se conseguirá frenar el aumento de la
temperatura global