ETA: Estrategias organizativas y actuaciones (1978-1992)
Ikusi/ Ireki
Data
1998Egilea
Domínguez Iribarren, Florencio
Laburpena
ETA ha desarrollado en los últimos años una estructura idónea para practicar el activismo violento, a costa de excluir el debate político e ideológico en su seno. Esta estructura genera una inercia continuadora de la violencia y dificulta el abandono colectivo de las armas. Frente a la organización sólo cabe la disidencia individual y silenciosa. Una jerarquía renovada por cooptación impone sus decisiones al resto de sus militantes, que aceptan este modo de proceder en nombre de las exigencias de la clandestinidad. Esas estructuras han sido alimentadas por cientos de activistas que se han enrolado en ETA en un flujo que comienza a reducirse de forma sustancial a mediados de los 80. Esos activistas constituyen la base social de ETA, una base que hasta mitad de la década de los 70 procedía de las clases medias, pero que en los años 80 se traslada hacia escalones más desfavorecidos de la sociedad vasca.