Out of control: The representation of hegemonic masculinity in Mary Harron's "American Psycho" and Steve McQueen's "Shame"
Laburpena
[EN] Hegemonic masculinities define standardised forms of manhood, and they have been historically linked with violence in western societies as a way to establish male dominance and control over women and those men who do not adjust to that ideal model. In fact, hegemonic forms of masculinities, while imposed to all male members of a social group, are only attainable by a select few, and even then, not without considerable effort. Hegemonic masculinity is, indeed, essentially constructed in strict opposition to versions of manhood that are sternly condemned by the patriarchal discourse as weaker, deviant, or inferior. Nevertheless, despite the rigidity of the social limits that surround the ideal of hegemonic masculinity, gender roles are subject to diachronic change. International cultural productions have played a crucial part in (re)presenting said evolution and helping to establish that hegemony as the social standard. This essay aims to analyse the differences in the representation of hegemonic masculinity in two films from two different decades of the 21st century: Mary Harron’s American Psycho (2000) and Steve McQueen’s Shame (2011). In particular, I intend to approach these texts from the theoretical perspective of Masculinity Studies, and to analyse the various ways in which the main characters in these films—respectively, Patrick Bateman and Brandon Sullivan—embody the conflict between the individual and idealised masculinity. That conflict seems to physically unfold into violent outbursts against other characters, which works as a way to either establish the male character’s dominance or to evade from the social pressures that the patriarchal discourse imposes over them. I conclude by arguing that both films showcase the conflicted relationship between a model of manhood that relies on dominance, aggression and sexual conquest, and the feelings of powerlessness, vulnerability, disgust and shame that individual men experience as they struggle to imitate the ideal. [ES] La masculinidad hegemónica define los estándares sociales de la masculinidad, y ha estado históricamente vinculada a la violencia en las sociedades occidentales como forma de establecer el dominio y control masculino sobre las mujeres y aquellos hombres que no se ajustan a ese modelo ideal. Sin embargo, esas formas de masculinidad no son alcanzables para todos los hombres y pertenecen más bien a un grupo selecto de hombres. De hecho, la masculinidad hegemónica se construye en estricta oposición a aquellas versiones de masculinidad que el discurso patriarcal condena como más débiles, desviadas o inferiores. A pesar de la rigidez de los límites sociales que rodean el ideal de masculinidad hegemónica, los roles de género están sujetos a cambios diacrónicos. Esas masculinidades alientan a los hombres a adoptar ciertas prácticas sociales que establecen su soberanía. Las producciones culturales internacionales han jugado un papel crucial a la hora de (re)presentar dicha evolución y de ayudar a establecer esa hegemonía como estándar social. El presente ensayo tiene como objetivo analizar las diferencias en la representación de la masculinidad hegemónica en dos películas pertenecientes a dos décadas distintas del siglo XXI: American Psycho (2000) de Mary Harron y Shame (2011) de Steve McQueen. En concreto, pretendo abordar estos textos desde la perspectiva teórica de los Estudios de la Masculinidad y analizar las diversas formas en las que los personajes principales de estas películas, Patrick Bateman y Brandon Sullivan, encarnan el conflicto entre el individuo y la masculinidad idealizada. Ese conflicto parece desarrollarse físicamente en estallidos violentos contra otros personajes, lo cual ayuda a establecer el dominio del personaje masculino o a eludir las presiones sociales que el discurso patriarcal les impone. Concluyo argumentando que ambas películas muestran la relación conflictiva entre un modelo de masculinidad que se basa en el dominio, la agresión y la conquista sexual, por un lado, y, por el otro, los sentimientos de impotencia, vulnerabilidad, repugnancia y vergüenza que experimentan los individuos en su lucha por imitar el ideal.