Abstract
Un discurso que explícitamente afirma una idea pero implícitamente refuerza la
contraria es el instrumento perfecto para desactivar cualquier iniciativa de cambio. El
presente artículo muestra que éste es el caso de los Informes del Desarrollo Humano del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Mediante un sencillo
ejercicio hermenéutico se demuestra que existen fuertes contradicciones entre lo que se
expresa explícitamente y lo que subyace implícitamente. El individuo supuestamente
libre, clave en el concepto de desarrollo humano, deviene un autómata carente de
libertad bajo el imperio de la eficiencia y la racionalidad instrumental. El PNUD,
asumiendo acríticamente los fundamentos filosóficos y antropológicos que han dado
forma al status quo político-cultural actual, cae en los mismos vicios que supuestamente
pretende superar.