Efecto del ejercicio físico en la calidad del sueño en adultos
Fecha
2024-10-07Autor
Quintero Muñoz, Paulina
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Mostrar el registro completo del ítemResumen
[ES] Dormir es esencial para la supervivencia y el correcto funcionamiento de los seres humanos. Pese a esto, según la Sociedad Española de Neurología, el 48% de la población adulta en España no tiene un sueño de calidad, con las numerosas consecuencias físicas y psicosociales que esto acarrea, como alteraciones en la memoria y en la agilidad cognitiva, cambios en el humor, mayor probabilidad de padecer enfermedades como las cardiovasculares o la depresión, menor rendimiento académico-laboral, etc. Debido a esto surge la higiene del sueño, un conjunto de recomendaciones dentro de las que destaca el ejercicio físico como potencial herramienta no farmacológica para mejorar la calidad del sueño de la población. + OBJETIVO: analizar el efecto del ejercicio físico en la calidad del sueño en personas adultas. + METODOLOGÍA: se llevó a cabo una revisión crítica de la literatura mediante la búsqueda en las bases de datos Medline, CINAHL, Cochrane Database, PsycINFO y CUIDEN. Las palabras clave utilizadas fueron exercise, physical activity y sleep quality. + RESULTADOS: tras la lectura crítica de los registros obtenidos en la búsqueda bibliográfica, se seleccionaron un total de 14 artículos, todos en Inglés y publicados entre los años 2017 y 2023. Dichos artículos fueron ordenados en tres categorías en función del tipo de ejercicio que usaron en su ensayo clínico, aeróbico, anaeróbico o combinado. Tras el análisis de los resultados de todos los estudios, se observó una disminución estadísticamente significativa de la puntuación global de los cuestionarios usados para valorar la calidad del sueño subjetiva, lo que se traduce como una mejoría en la calidad del sueño autorreferida de los participantes. + CONCLUSIONES: realizar ejercicio físico aeróbico -correr, ciclismo-, anaeróbico -pilates, yoga- o combinado, de forma habitual -diario o cada dos días-, y con intensidades de moderadas a altas, demuestra ser potencialmente efectivo para mejorar la calidad del sueño de la población adulta, de forma general o en variables específicas como la latencia del sueño o las disfunciones diurnas. Continúa siendo necesario indagar más en aspectos influyentes como la intensidad del ejercicio o la duración de éste.