Tipologías del texto crítico en el arte y en la arquitectura. La creación de los lenguajes
Laburpena
Es sabido por todos que las obras debidas al pensamiento simbólico nos han dado siempre como resultado las máscaras y los cantos. Al idealizar y figurar, al imaginar y representar las cosas y los seres del mundo como símbolos para intentar comprender su inmovilidad y su silencio, es decir, para que nos sirvieran como protecciones frente al hecho irremediable de la muerte, se inventaron los mitos y los dioses necesarios y se formularon las distintas religiones para su desarrollo en los ritos. Además, se crearon unas arquitecturas, lugares entre las máscaras y los paisajes, cargadas lo mismo de símbolos, e imprescindibles, también, como formas para las expresiones del poder. Un pensamiento, el simbólico, y una luz, la imaginación, que hemos impuesto a la Naturaleza; paisajes y lenguajes fabricados y figurados de lo natural, que nos obligan a una interpretación y a una figuración ajenas al objeto, de errónea naturaleza subjetiva. Pero las palabras y las miradas que reclaman la Crítica del Arte y de la Arquitectura, la creación y su estudio, no son las explicaciones con las que describir y representar los significados de un objeto ni la personalidad de un sujeto. Ni siquiera las contemplaciones falsas de la belleza y del ideal, ni los comentarios acerca de su naturaleza. Es el ser mismo de su materia concreta lo que nos lleva en una dirección contraria a la imaginación, y a una crítica directa al pensamiento simbólico. Pues la imaginación simbólica es decir, convertir a los seres y a las cosas en símbolos, a las arquitecturas en monumentos, a sus formas en expresiones del poder, es llevarlos en la dirección opuesta a lo real, y abandonarlos en la luz falsa de las interpretaciones y de las representaciones abstractas. Sólo, una vez, superados los paisajes, y los gestos de las máscaras, como las representaciones de la expresión, como las figuraciones de la subjetividad; y los lenguajes y los signos que inventaron los sentidos, como las significaciones que convirtieron las cosas en objetos, el creador, en este caso el arquitecto, con su creación y obra, consigue un arte definitivo. Es decir, es capaz de una mirada y de una palabra, referidas, únicamente a un mundo limitado y terminado en sí mismo, de formular un lenguaje preciso para la crítica de la Arquitectura. La creación, entonces, se concreta en los límites y términos absolutos o, de otra manera, en los paisajes de la inmovilidad y en los lenguajes del silencio. Por tanto, este trabajo de investigación pretende, a través del estudio crítico del conjunto de las artes y de la arquitectura, pues no puede dar producto crítico la mirada sin la palabra, restaurar aquel cuerpo único y original anterior a la máscara y al canto, la primera luz y la primera voz ante la naturaleza. Se proponen las formas de acabar las relaciones simbólicas con la muerte, y de recuperar las identidades secretas entre la naturaleza y la realidad o, dicho de otra manera, entre la vida y la existencia. Para ello, ha sido necesario atravesar las imágenes y los significados, es decir, desenmascarar y desencantar lo que hemos creado con la imaginación y el pensamiento simbólico para regresar de nuevo a lo real, verdadero paisaje del arte y lenguaje de la poesía donde figurarse la nada y el vacío finales, y poder establecer así los límites y los términos formales de unas arquitecturas de la inmovilidad y del silencio.