Separación de poderes en el Estado Dominicano durante el período 2000-2017. Reflexiones filosófico-políticas.
Fecha
2018-09-13Autor
De la Cruz, José Luis
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Cuando observamos la historia de la humanidad, nos damos cuenta que ha habido una búsqueda incesante de los individuos por encontrar la mejor forma de organizar el medio donde se desenvuelven. Por eso, desde hace miles de años ha buscado organizarse socialmente, y lo ha intentado de múltiples formas: desde pequeños grupos (clanes, familias, etc.), hasta aldeas, ciudades, y luego Estados.El paso de un sistema de organización a otro, por ejemplo de una aldea a una ciudad, significó un largo camino un proceso de mejora continua, porque no solo debieron crecer demográficamente, sino también en técnicas para el uso diario, como adecuar útiles más modernos (de la piedra al metal; de la vela al motor; del caballo al automóvil), lo cual representó una verdadera revolución en sus vidas.De igual forma, el ser humano tuvo que avanzar con la organización social cambiando leyes, pasando de la venganza privada (la cual degeneraba siempre en una desproporción entre la falta cometida y el castigo aplicado), a las normas establecidas por los legisladores que buscaban un equilibrio entre la falta y el castigo; así se establecieron los requisitos que regían el comportamiento colectivo e individual,castigando a quienes faltaban al orden establecido, con el fin de conservar la paz, la convivencia y la armonía social.Porque el hombre busca siempre la interrelación con el otro para alcanzar los fines propios y comunes, de ahí que su interés de relación surja por un impulso natural, es decir, se asocia porque, de manera instintiva, necesita al otro para sobrevivir en el medio hostil que le presenta la naturaleza. Por eso, Aristóteles ve en el hombre un animal social, que busca interactuar con el otro, para alcanzar los fines de su existencia. La relación con el otro le da una nueva perspectiva y le hace vincularse para, juntos, alcanzar el progreso individual y social.El garante de esa con vivencia es el Estado, pero ¿Qué es el Estado?, tradicionalmente, ha sido definido e interpretado de muchas formas distintas y eso hace que sean diversas las ideas que hay sobre su concepto, sin que ninguna sea aceptada de manera absoluta. Por eso puede ser visto, como el poder y la organización jurídica y coercitiva de una comunidad, en cuanto es regida y organizada por un solo poder supremo. También como un órgano regulador, el cual tiene un poder supremo sobre sus miembros, con una fuerza que le permite controlar a los individuos y establecerles un ordenamiento, por el cual deben regir sus vidas.De igual manera, el Estado puede ser definido como: ¿Organización político-administrativa de los gobernantes de un país, cuya autoridad se ejerce sobre todos los individuos y grupos sociales existentes en su ámbito territorial y con personalidad jurídica propia en el plano internacional. Es concebido también como la expresión jurídico-política de un grupo o clase dominante en conflicto con otros grupos sociales en la lucha por el poder.¿ De este modo es concebido como una institución capaz de solucionar los conflictos surgidos entre los individuos y ejercer una fuerza de mediación, en la cual quedan armonizados los intereses particulares; así los trances y desacuerdos que podrían crear una desestabilización general, encuentran un juez capaz de ejercer influencia sobre todos y frenar una escalada de los conflictos, ya sea por medio del diálogo, del ordenamiento jurídico, o bien por medios represivos.Los elementos que conforman el Estado son el territorio, la población, la soberanía y el orden jurídico, los cuales son previos al surgimiento del Estado como ente jurídico, es decir, antes que el Estado pudiera asumir responsabilidades legales ante otras naciones. Los elementos posteriores son aquellos que forjan al Estado como ente jurídico: el poder público y el gobierno.Esto nos lleva a ver en la Independencia Efímera, el primer intento de construir un Estado libre y soberano en lo que es hoy República Dominicana. El líder de esa idea fue José Núñez de Cáceres, quien se dedicó a la política, el derecho, la literatura y el periodismo. Era un hombre de experiencia y capacidad en los asuntos de gobierno, yaque cuando aconteció la entrega de la parte española de la isla a los franceses mediante el Tratado de Basilea en 1795, él se fue a residir a Cuba, y allí ocupó un puesto como asesor del Gobierno cubano.Hacia el año 1820 la crisis económica había alcanzado niveles que resultaban insoportables. Todos los medios de producción de entonces estaban colapsados y las finanzas públicas ya disfuncionales. En medio de ese panorama sombrío surgen tres movimientos políticos, con ideas distintas.El primero, formado por negros, mulatos esclavos, exesclavos y pequeños campesinos de la zona norte que propugnaban porque el país se incorporara a la República de Haití; el segundo, integrado por burócratas inconformes, miembros de la oligarquía colonial y comerciantes importadores y exportadores, propugnaban por el rompimiento de los vínculos coloniales mediante una independencia que aspiraba al mantenimiento de la esclavitud bajo el protectorado de la Gran Colombia; el tercer bando, integrado por funcionarios coloniales y miembros de la alta clase, luchaba por el mantenimiento de la situación colonial.Mientras pasaban los días el desencanto y descontento seguía creciendo en la población, así que temeroso Núñez de Cáceres de que los grupos de negros esclavos, mulatos y campesinos llegaran a concretizar la unión con Haití, él mismo comandando un grupo de dirigentes esclavistas, se apresuró a proclamar la Independencia, el 30 de noviembre de 1821. El grupo encabezado por Núñez de Cáceres proclamó la Independencia creando un Estado autónomo que pretendía ser protegido por la Gran Colombia.Rompió ya para siempre desde este momento los gastados eslabones que lo encadenaban al pesado y opresivo carromato de la antigua metrópoli; y reasumiendo la dignidad y energía de un pueblo libre, protesta delante del Ser Supremo, que resuelto a constituirse en un Estado independiente no habrá sacrificio que no inmole en el altar de la Patria para llevar a cabo la heroica empresa de figurar y ser admitido al rango y consideración de los demás pueblos del mundo político.La Separación de PoderesLa teoría de la división de poderes es uno de los principios de las ciencias políticas que puede invocar más antecedentes para su formación. Son esas instituciones del derecho público que más hondas raíces tienen y de cuya necesidad han coincidido pensadores de muy distintas épocas y latitudes, revelando una trayectoria de comunidad sorprendente en este campo de estudio.¿En el fondo el principio de la separación de los Poderes, parte de la idea absorbente de poder que el hombre parece necesitar de manera innata; y, se ve restringida cuando en elpropio organismo político se dan poderes co-existentes que recíprocamente se equilibran y que logran templanza y ponderación en el uso del poder¿.Los antecedentes más remotos de la idea de la separación de los Poderes hay que buscarlos en el mundo griego de la antigüedad, desde donde se inicia un proceso evolutivo hasta alcanzar formas cada vez más perfectas y llegar a su máximo exponente: Charles-Louis Montesquieu, quien estructuró las bases y la forma definitiva que van a asumir muchas Constituciones. En él encontramos la verdadera y auténtica estructura de la separación de los Poderes, porque no se queda en una propuesta abstracta, imprecisa o meramente racional, sino que, de manera concreta, separa el ejercicio de las funciones que concierne a cada uno.¿Montesquieu razonaba la división de Poderes atendiendo a la necesidad de garantizar la libertad. No bastaba la distinción de funciones, era preciso una distinción de instituciones colocando garantías; aquéllas constituidas en Poderes y en manos distintas¿.¿Hay en todos los Estados tres especies de poderes: el legislativo, el de ejecutar aquello que depende del derecho de gentes y el ejecutar lo que depende del Derecho Civil. Por el primero, el príncipe o el magistrado hacen leyes, para algún tiempo o para siempre, y corrige o abroga las que existen. Por el segundo, hace la paz o la guerra, envía o recibe embajadas, vela por la seguridad, promueve las invasiones. Por el tercero, castiga los crímenes y juzga los pleitos de los particulares. Este último debe llamarse poder judicial, y el otro simplemente poder ejecutivo del Estado¿.La independencia consagrada constitucionalmente en los tres Poderes en que se divide el gobierno de la nación significa que no puede permitirse la intromisión de otro Poder en las atribuciones propias de cada uno de los demás, que son únicamente los determinados por la Constitución y las leyes.En República Dominicana, esta separación de los Poderes iniciada en 1844, se expresa o ejerce de la siguiente manera según la Constitución del 2015: ¿Se ejerce en nombre del pueblo por el Congreso Nacional, conformado por el Senado de la República y la Cámara de Diputados.¿ Del Poder Ejecutivo dice: ¿Es ejercido en nombre del pueblo por la Presidenta o el Presidente de la República, en su condición de Jefe de Estado y de Gobierno, de conformidad con lo dispuesto por esta Constitución y las leyes.¿ Y del Poder Judicial expresa: ¿La justicia es administrada gratuitamente en nombre de la República por el Poder Judicial. Este poder se ejerce por la Suprema Corte de Justicia y los demás tribunales creados por esta Constitución y por las leyes.¿Los elementos que inciden en la injerencia del ejecutivo en los demás poderes:La permanencia del caudillismo en la mentalidad política dominicana, el modelo presidencialista que impera en el país, la corrupción en República Dominicana, el manejo de la administración pública en nuestra nación, la forma de elegir al Presidente de la Suprema Corte de Justicia y al Procurador General de la República, el hecho de crear comisiones para investigar casos muy importantes de corrupción por parte de funcionarios públicos, el control del que han disfrutado los partidos de Gobierno en el Senado y en la Cámara de Diputados.Esta realidad presenta un panorama sombrío, y aparentemente inmejorable, pero creemos que todavía se puede hacer algo, que este fenómeno puede ser revertido, para que el Presidente de la República se empiece a ver más como aquel que administra el Estado, que como aquel que domina y controla todas las funciones de la nación. Para lograrlo hay que dar pasos concretos en pos de reducir el poder del que se ha adueñado el Poder Ejecutivo hasta el momento. Ponerle límites, vigilancia, mostrar que el Presidente no es todopoderoso y que su comportamiento tiene que ser regido por las Leyes y la Constitución, más que por su capricho e intereses. Hay que centrarnos en cómo lograrlo; ya sabemos por qué ejerce esta inmensa influencia.Elementos esenciales que deben aplicarse para lograr la independencia de los poderes del Estado y reducir la injerencia del ejecutivo: Quitar potestad al Poder Ejecutivo para elegir y despedir voluntariamente a los Ministros, evitar que el Presidente elija al Procurador General de la República y a la mitad de los Procuradores Fiscales, establecer recursos fijos a cada Poder del Estado en el Presupuesto nacional, cambiar la forma de elección de los presidentes del Congreso y de la Suprema Corte de Justicia, evitando que sean miembros del partido de Gobierno, no reformar la Constitución sin la aprobación del Congreso y de la población dominicana mediante un plebiscito en el cual se deba obtener más de un 60%, elaborar un Proyecto de Nación, lograr la aplicación efectiva de la transparencia en todos los actos públicos, alcanzar una efectiva Educación del Ciudadano Dominicano Quiero dejar claro que las soluciones presentadas en este trabajo no podrán provocar ningún cambio significativo en nuestra sociedad, si su aplicación se le deja solo a la voluntad de los dirigentes políticos y a lo establecido en las normas vigentes, porque los primeros están viciados y corrompidos por intereses personales muy avariciosos y de poder, y las normas se han quedado en letras muertas, carentes de toda aplicación práctica y efectiva. Por eso, las organizaciones de la sociedad civil, el sector empresarial y las organizaciones religiosas han de asumir una participación activa y concreta, donde seempoderen de una manera eficaz en las luchas sociales, para reclamar una sociedad justa.La Iglesia, las organizaciones diversas, y toda la sociedad, deben elevar su reclamo hasta convertirlo en un grito general de la población; hasta lograr una presión muy fuerte y obligar a los grupos políticos a respetar lo establecido en la Constitución en cuanto al manejo del poder, que no pueda ser usado para avasallar, pisotear, dominar y controlar todas las funciones del Estado. La protesta, la lucha, la crítica argumentada a partir de la realidad, y la educación de la población, han de guiar hacia un cambio de paradigma, cambiar la mentalidad de sumisión y servilismo que han inducido en el pueblo para que no despierte, no reflexione y no exija los derechos que como sociedad le corresponden, sino que simplemente se someta y aguante todo tipo de burla, atropello, maltrato, saqueo, robo y corrupción. Por eso es una lucha de todos, para poder poner freno a un Poder Ejecutivo que se erige a sí mismo como un Mesías perpetuo, avasallando a todos y olvidando los derechos e intereses fundamentales del pueblo. La salida más viable a todo esto es por medio de la educación, y la exigencia de respetar los derechos y las normas establecidas, mediante la lucha social y pacífica, como se hizo con el 4% para la Educación, y como está haciendo la Marcha Verde. Estos son los métodos más precisos y concretos, porque puede quebrar la voluntad de un Gobierno, obligándolo a actuar conforme a los intereses del pueblo.Por eso es urgente aplicar, de manera efectiva, el principio constitucional que establece la separación de los Poderes del Estado, para que cada uno asuma con responsabilidad el rol que le compete y cumpla de manera efectiva sus responsabilidades; confrontando al que quiera inferir en su espacio. Es tiempo de que el poder ponga límites al Poder, que los Poderes se frenen entre sí y no exista uno dependiente del otro.