dc.description.abstract | The phenomenon of maras or gangs in El Salvador has constituted an object of frequent study due to its becoming, over the past twenty years, a brutal manifestation of Salvadoran postwar violence. However, the approaches to the phenomenon tend to grant less centrality to the women who have integrated gangs. Based on feminist theories, in this text I pose the hypothesis that this omission is not only related to their minority situation in these groups, but also to the ways in which the link between women, transgression and violence is usually addressed, by associating passivity or limited agency with femininity in contexts of vulnerability and harm. I propose that the complexity of approaching these figures rests on the tensions and paradoxes that their violent action entails, since their incorporation into a group such as Salvadoran gangs which seeks homologation in/of identity through the exercise of violence means that agency can only be produced from their subjection and simultaneous deviation from the (male) frame of production of the gang-member-prototype. Based on bibliographical research and analysis of biographical interviews carried out with women who have been members of gangs, I propose that the agency they can develop is precarious since it is built from the subjection to the group norm. As women, they have to constantly show and reiterate that (male) gang identity, on which not only the laborious construction of a reputation depends, but their survival in hostile, unpredictable and violent environments.; El fenómeno de las maras o pandillas en El Salvador se ha constituido en objeto de estudio frecuente al haber devenido, a lo largo de los últimos años, en una brutal manifestación de las violencias salvadoreñas de posguerra. Sin embargo, las aproximaciones al fenómeno suelen conceder menos centralidad a las mujeres que las han integrado. En este texto avanzo, a partir de teorías feministas, sobre la hipótesis de que esta omisión no solo se relaciona con su situación minoritaria en esos grupos, sino con las formas en que suele abordarse el vínculo entre mujeres, transgresión y violencia, al asociar pasividad o agencia limitada con feminidad en contextos de vulnerabilidad y daño. Propongo que la complejidad del abordaje de estas figuras descansa en las tensiones y paradojas que conlleva su acción violenta, puesto que su incorporación a un grupo como las pandillas salvadoreñas que busca la homologación en/de la identidad a través del ejercicio de la violencia supone que la agencia solo puede producirse a través de su sujeción y simultánea desviación del marco (masculino) de producción del pandillero-prototipo. A partir de investigación bibliográfica y del análisis de entrevistas biográficas realizadas con mujeres que han sido miembros de pandillas, propongo que la agencia que éstas pueden desarrollar es precaria al construirse a partir de la sujeción a la norma del grupo. En tanto mujeres, han de mostrar y reiterar constantemente esa identidad pandillera (masculina) de la que dependerá no solo la construcción laboriosa de una reputación, sino su superviviencia en entornos hostiles, imprevisibles y violentos. | |