Valoración de las dimensiones relacional y emocional en el juego de pillar

Abstract

Objetivo: El objetivo del estudio fue analizar las relaciones motrices y las vivencias emocionales de jóvenes jugadores en el juego de pillar.

Método: Veintiún futbolistas españoles Sub-13 (U13: n = 21; edad = 12 ± 1 años; experiencia en el entrenamiento y la competición en fútbol = 5 ± 1) de un club de fútbol base vinculado a un club de la Primera División Española de Fútbol (Liga Santander) participaron en el estudio. Los participantes pertenecían a dos equipos distintos de la misma edad y del mismo club de fútbol (subconjunto-A y subconjunto-B) que competían en la misma categoría (F8 Alevín). Los jugadores de ambos equipos entrenaron juntos para jugar al juego de pillar diseñado para la investigación. La variante presentada del juego de pillar era desconocida para los jugadores. Los 21 jugadores jugaron al juego de pillar durante 10 minutos de manera ininterrumpida. La dimensión relacional fue evaluada identificando y analizando las contra-comunicaciones producidas durante el juego. La dimensión emocional fue evaluada mediante la escala de disfrute y competencia percibida (BECS) y comparada entre ambos subgrupos.

Resultados: Fueron registrados un total de 41 cambios de rol durante el juego (i.e. 4,1 veces por minuto). La prueba Chi-Cuadrado mostró diferencias significativas (p = 0.00) en la frecuencia de contra-comunicaciones entre jugadores del mismo subgrupo y de distinto grupo, y diferencias significativas (p = 0.00; TE = 0.65, moderado) en la frecuencia de contra-comunicaciones en función del subgrupo del pillador y del corredor (Tabla 2). El 87% de las contra-comunicaciones (51 contra-comunicaciones) sucedieron entre jugadores del mismo subgrupo y el 76% de las contra-comunicaciones (45 contra-comunicaciones) del juego fueron llevadas a cabo por pilladores del subgrupo-A). El 68% de las contra-comunicaciones (40 contra-comunicaciones) sucedieron entre jugadores del subgrupo-A. El nivel de disfrute y competencia percibida de los jugadores fue de 3,5 ± 1,0 (CV: 30%) y 3,3 ± 0,9 (CV: 29%), respectivamente. El nivel medio de disfrute fue significativamente (p = 0,03) y sustancialmente (TE = 0,98; largo) mayor para los jugadores del subgrupo-A en comparación con los del subgrupo-B (Tabla 3). No se encontraron diferencias significativas (p = 0,07; TE = 1,05, largo) en el nivel de competencia percibida entre ambos subgrupos.

Conclusiones: Los profesores de EF y los entrenadores pueden utilizar el juego de pillar si desean que los jugadores varíen frecuentemente sus relaciones motrices, identificar las relaciones sociales de un grupo y asegurarse un nivel de disfrute alto para la mayoría de los jugadores.